martes, 11 de febrero de 2014

LA INGESTION DE ALUCINOGENOS EN LA COSMOGONIA INDIGENA. por: Octavio Ponce Cadena.



 LA INGESTION DE ALUCINOGENOS EN LA COSMOGONIA INDIGENA.

 

por: Octavio Ponce Cadena.


Según la antigua cosmogonía indígena mexicana, se describe al universo dividido en tres regiones fundamentales: los cielos, la tierra y el inframundo; y la Ceiba es el árbol del origen, que une a la tierra con el cielo y el inframundo, con lo cual asegura el alimento al hombre, por lo cual atraviesa los diferentes niveles de los cielos, para extenderse en lo alto, en el plano celeste o cielo, que es aparentemente caliente, donde se dan fenómenos fríos, donde gobierna el día y lo encabeza el sol. En el inframundo gobierna la noche y lo encabeza la luna, y es allí donde los nueve dioses, van girando, rotándose el día y la noche cada uno.
 La ingestión de hongos permite al chamán el acceso al inframundo o sea al mundo de” Tláloc” o “Chac”, para controlar la lluvia desde allá (acceso al tlalocan). Al parecer, la religión indígena mexicana, fue compleja y estratificada y tuvo distintos sacerdotes con diferentes tareas a su cargo. Los encargados de las interacciones chamánicas fueron las tictlis o “ah men o chilam”. El sacerdote usaba el éxtasis y las prácticas adivinatorias como forma predilecta para comunicarse con las fuerzas vitales de la naturaleza y para convertirse en la personificación del maíz o la lluvia. El nenúfar o flor de loto blanco, que se usó como alucinógeno y llegó a ser símbolo de linaje, aparece frecuentemente en los tocados de los

gobernantes indígenas mexicanos. Este nenúfar también fue considerado como un eslabón en una cadena de fertilidad: los peces de los estanques y los ríos se alimentaban de esta planta, y esa agua fertilizaba el suelo, lo que a su vez permitía el crecimiento del maíz. El loto blanco también fue un símbolo de la muerte y en las representaciones escultóricas se le ve emergiendo de las partes del cuerpo asociadas a los sentidos, tal vez para enfatizar los efectos psicodélicos de la planta. En el “Códice de Dresde” el dios Chac, aparece en un códice, donde arranca esta flor blanca.

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