“Al
maestro con cariño…”
José Enrique Gutiérrez López (*
Jueves,
14 de noviembre de 2013 - Editoriales
De la CNTE y sus reclamos
De manera
más radical ahora, miles de maestros de la CNTE rechazan la ya aprobada reforma
educativa, reclaman la pérdida de derechos ya adquiridos por previas, añejas
“gestiones sindicales”, prestaciones y condiciones laborales a modo, y nuevas
prerrogativas. Para conseguir esto han desplegado en varios estados del país
toda clase de conductas, algunas de ellas vergonzosas y bajunas. La forma en
que estos reclamos se plantean y ejecutan, por justos que sean, resultan
infamantes e indignos a los ojos de la sociedad, a la que lastiman. Pero lo más
grave es el confuso ejemplo conductual que envían a sus educandos. El pueblo ha
tenido que aguantar, ante la pasividad cómplice de la autoridad, atropellos a
sus derechos ciudadanos y un sinnúmero de conductas delictivas de esos
“maestros”.
Los de la
CNTE, que mentores debieran ser, se han vuelto profesionales de la protesta. De
todo hacen: no iniciaron el curso escolar, están en paro de labores, toman
sitios y plazas públicas, obstruyen por horas o días, aceras, calles y
carreteras; queman alcaldías; desquician la economía de ciudades enteras,
raptan autobuses y los incendian después, realizan plantones por largos
periodos, etcétera. Quien se precie de ser un profesional de la enseñanza,
responsable y amante de su oficio no abandona a sus alumnos dejándolos sin
clases, y mucho menos se lanza a las calles a destrozar la propiedad ajena. ¿Será
que no les apena que sus alumnos los vean por televisión actuando como viles
delincuentes?
El novel
colegial cree lo que su profesor le dice; pero más cree en el ejemplo de vida
que éste le demuestra. El niño y el joven son inexpertos pero no tontos: claramente
perciben la incongruencia: a un maestro farsante, a un maestro “barco”, a un
maestro flojo e irresponsable, el alumno no lo traga ni respeta. ¡Sépanlo los
malos maestros!
Desde
hace muchos años se ha cuestionado la actuación de los profesores en escuelas
de gobierno. ¿Aman y están entregados a su labor de docentes? ¿Dominan la o las
materias que imparten? ¿Tienen la habilidad y/o capacidad de comunicarse con
sus estudiantes? ¿Los educadores actuales, con el ejemplo que dan, son los que
quieren los padres de familia para sus hijos? ¿Ayuda el maestro honestamente al
joven en sus problemas o conflictos existenciales para con él resolverlos? ¿Han
trazado para quienes llenan sus aulas, metas alcanzables y esperan éstos logren
llegar a ellas?
Casi
todas las respuestas a los anteriores cuestionamientos son negativos: la
mayoría de los maestros -de la CNTE en este caso- no llenan el perfil de un
educador de valía. Son meros parias del presupuesto, indignos de estar al
frente de un salón de clase. Esto resulta injusto para los estudiantes y para
los padres de familia que se esfuerzan por darles una educación -aun sea
pública y la básica- a sus hijos.
Lo
anterior es lamentable. En el día a día los alumnos en colegios de gobierno
ponen su mejor esfuerzo para adquirir de sus mentores los conocimientos
necesarios, las herramientas que en el futuro les servirán para “ser alguien” y
así enfrentar una vida difícil, llena de obstáculos y carente de oportunidades.
Quienes van a clases en escuelas públicas piensan que podrán ingresar al
“mercado laboral” en igualdad de condiciones con aquellos que han cursado sus
estudios en escuelas privadas. ¿Podrán? Algunos sí, muchos -la mayoría- no,
porque se percibe que recibieron una educación si no deficiente, mínimo de
menor calidad. Quise saber de primera mano de los alumnos lo que piensan que
debe ser un buen maestro. Esto me dijeron dos preparatorianos, un varón y una
mujer.
El
estudiante: “Un buen maestro no es aquél que sólo te transmite sus
conocimientos, no es aquél que te trata bien o que deja que hagas lo que
quieras en horas de clase; un buen maestro es aquél que deja marca en tu vida
por todo lo que te ha enseñado, aquél que te transmite buenos valores… es aquél
que te enseña a seguir adelante a pesar de lo difícil que pueden ser los
obstáculos de la vida, es aquél que te enseña a ser una gran persona en cuanto
a lo laboral y en cuanto a la personalidad, es aquél que te hace ver que puedes
llegar hasta donde nunca pensaste que podías llegar y que te hace ver que
tienes un gran potencial en la vida (sic)”.
La
estudiante: “Los maestros son realmente importantes en la vida de un
estudiante; yo como estudiante pienso que un buen maestro te inspira a muchas
cosas, puedes llegar a tener admiración por ellos, y pensar que “cuando seas
grande” seas como ellos. Ésos son los buenos maestros, los que puedes darte
cuenta que les gusta lo que hacen, los que disfrutan dar clase y enseñar, los
que a pesar de todo están ayudándote y cuando necesitas un consejo están ahí
para escucharte (sic)”.
Lo que
aquel mentor, ése, el especial, te dio nunca se olvida. A él toda tu vida lo
recordarás: porque te enriqueció, porque te hizo sentir que el esfuerzo de
estudiar vale la pena, que los libros son fuente de sabiduría y porque fue una
persona entregada, generosa y un amigo inolvidable que te hizo ver -además-,
que a pesar de sus dramas y penurias, la vida es bella. En esa inolvidable
película de 1967, “Al maestro con cariño” protagonizada por Sidney Poitier,
Lulú canta con sentida, bella voz la sincera admiración que una alumna siente
por el profesor que la ayudó y guió. Esta cinta a muchos hace sentir nostalgia
por aquellos extraordinarios días de escuela, hoy ya perdidos en la bruma del
pasado. La canción:
“Aquellos
días de escuela, cuando contábamos cuentos y nos mordíamos las uñas, se han
ido. Pero en mi mente sé que seguirán viviendo. Pero ¿cómo agradecer a alguien
que nos haya llevado de los crayones al perfume? No es fácil, pero lo
intentaré. Si tú desearas el cielo, escribiría en él letras que se elevarían a
mil pies de altura…
“El
momento ha llegado de cerrar los libros y darles largas miradas, debe culminar.
Y mientras me voy, yo sé que estoy dejando a mi mejor amigo…, un amigo que me
enseñó a diferenciar lo bueno de lo malo, lo débil de lo fuerte. Y eso es mucho
para aprender.
¿Qué
puedo darte yo a cambio? Si quisieras la Luna, lo intentaría. Pero preferiría
que me permitieses darte mi corazón.
Al
maestro con cariño”.
A los
buenos maestros, gratitud. A los malos maestros, oprobio.
¡No al
olvido del 4 de julio!- Mérida, Yucatán.
cocopixan@gutierrezabogados.com.mx
—–
*)
Ciudadano. Abogado y notario público. Tanatólogo. Cónsul honorario de Holanda
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