domingo, 24 de noviembre de 2013

“Al maestro con cariño…”



“Al maestro con cariño…”
José Enrique Gutiérrez López (*
Jueves, 14 de noviembre de 2013 - Editoriales


Descripción: comenta
De la CNTE y sus reclamos
De manera más radical ahora, miles de maestros de la CNTE rechazan la ya aprobada reforma educativa, reclaman la pérdida de derechos ya adquiridos por previas, añejas “gestiones sindicales”, prestaciones y condiciones laborales a modo, y nuevas prerrogativas. Para conseguir esto han desplegado en varios estados del país toda clase de conductas, algunas de ellas vergonzosas y bajunas. La forma en que estos reclamos se plantean y ejecutan, por justos que sean, resultan infamantes e indignos a los ojos de la sociedad, a la que lastiman. Pero lo más grave es el confuso ejemplo conductual que envían a sus educandos. El pueblo ha tenido que aguantar, ante la pasividad cómplice de la autoridad, atropellos a sus derechos ciudadanos y un sinnúmero de conductas delictivas de esos “maestros”.
Los de la CNTE, que mentores debieran ser, se han vuelto profesionales de la protesta. De todo hacen: no iniciaron el curso escolar, están en paro de labores, toman sitios y plazas públicas, obstruyen por horas o días, aceras, calles y carreteras; queman alcaldías; desquician la economía de ciudades enteras, raptan autobuses y los incendian después, realizan plantones por largos periodos, etcétera. Quien se precie de ser un profesional de la enseñanza, responsable y amante de su oficio no abandona a sus alumnos dejándolos sin clases, y mucho menos se lanza a las calles a destrozar la propiedad ajena. ¿Será que no les apena que sus alumnos los vean por televisión actuando como viles delincuentes?
El novel colegial cree lo que su profesor le dice; pero más cree en el ejemplo de vida que éste le demuestra. El niño y el joven son inexpertos pero no tontos: claramente perciben la incongruencia: a un maestro farsante, a un maestro “barco”, a un maestro flojo e irresponsable, el alumno no lo traga ni respeta. ¡Sépanlo los malos maestros!
Desde hace muchos años se ha cuestionado la actuación de los profesores en escuelas de gobierno. ¿Aman y están entregados a su labor de docentes? ¿Dominan la o las materias que imparten? ¿Tienen la habilidad y/o capacidad de comunicarse con sus estudiantes? ¿Los educadores actuales, con el ejemplo que dan, son los que quieren los padres de familia para sus hijos? ¿Ayuda el maestro honestamente al joven en sus problemas o conflictos existenciales para con él resolverlos? ¿Han trazado para quienes llenan sus aulas, metas alcanzables y esperan éstos logren llegar a ellas?
Casi todas las respuestas a los anteriores cuestionamientos son negativos: la mayoría de los maestros -de la CNTE en este caso- no llenan el perfil de un educador de valía. Son meros parias del presupuesto, indignos de estar al frente de un salón de clase. Esto resulta injusto para los estudiantes y para los padres de familia que se esfuerzan por darles una educación -aun sea pública y la básica- a sus hijos.
Lo anterior es lamentable. En el día a día los alumnos en colegios de gobierno ponen su mejor esfuerzo para adquirir de sus mentores los conocimientos necesarios, las herramientas que en el futuro les servirán para “ser alguien” y así enfrentar una vida difícil, llena de obstáculos y carente de oportunidades. Quienes van a clases en escuelas públicas piensan que podrán ingresar al “mercado laboral” en igualdad de condiciones con aquellos que han cursado sus estudios en escuelas privadas. ¿Podrán? Algunos sí, muchos -la mayoría- no, porque se percibe que recibieron una educación si no deficiente, mínimo de menor calidad. Quise saber de primera mano de los alumnos lo que piensan que debe ser un buen maestro. Esto me dijeron dos preparatorianos, un varón y una mujer.
El estudiante: “Un buen maestro no es aquél que sólo te transmite sus conocimientos, no es aquél que te trata bien o que deja que hagas lo que quieras en horas de clase; un buen maestro es aquél que deja marca en tu vida por todo lo que te ha enseñado, aquél que te transmite buenos valores… es aquél que te enseña a seguir adelante a pesar de lo difícil que pueden ser los obstáculos de la vida, es aquél que te enseña a ser una gran persona en cuanto a lo laboral y en cuanto a la personalidad, es aquél que te hace ver que puedes llegar hasta donde nunca pensaste que podías llegar y que te hace ver que tienes un gran potencial en la vida (sic)”.
La estudiante: “Los maestros son realmente importantes en la vida de un estudiante; yo como estudiante pienso que un buen maestro te inspira a muchas cosas, puedes llegar a tener admiración por ellos, y pensar que “cuando seas grande” seas como ellos. Ésos son los buenos maestros, los que puedes darte cuenta que les gusta lo que hacen, los que disfrutan dar clase y enseñar, los que a pesar de todo están ayudándote y cuando necesitas un consejo están ahí para escucharte (sic)”.
Lo que aquel mentor, ése, el especial, te dio nunca se olvida. A él toda tu vida lo recordarás: porque te enriqueció, porque te hizo sentir que el esfuerzo de estudiar vale la pena, que los libros son fuente de sabiduría y porque fue una persona entregada, generosa y un amigo inolvidable que te hizo ver -además-, que a pesar de sus dramas y penurias, la vida es bella. En esa inolvidable película de 1967, “Al maestro con cariño” protagonizada por Sidney Poitier, Lulú canta con sentida, bella voz la sincera admiración que una alumna siente por el profesor que la ayudó y guió. Esta cinta a muchos hace sentir nostalgia por aquellos extraordinarios días de escuela, hoy ya perdidos en la bruma del pasado. La canción:
“Aquellos días de escuela, cuando contábamos cuentos y nos mordíamos las uñas, se han ido. Pero en mi mente sé que seguirán viviendo. Pero ¿cómo agradecer a alguien que nos haya llevado de los crayones al perfume? No es fácil, pero lo intentaré. Si tú desearas el cielo, escribiría en él letras que se elevarían a mil pies de altura…
“El momento ha llegado de cerrar los libros y darles largas miradas, debe culminar. Y mientras me voy, yo sé que estoy dejando a mi mejor amigo…, un amigo que me enseñó a diferenciar lo bueno de lo malo, lo débil de lo fuerte. Y eso es mucho para aprender.
¿Qué puedo darte yo a cambio? Si quisieras la Luna, lo intentaría. Pero preferiría que me permitieses darte mi corazón.
Al maestro con cariño”.
A los buenos maestros, gratitud. A los malos maestros, oprobio.
¡No al olvido del 4 de julio!- Mérida, Yucatán.
cocopixan@gutierrezabogados.com.mx
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*) Ciudadano. Abogado y notario público. Tanatólogo. Cónsul honorario de Holanda


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